domingo

[ tí tú ]

Me gusta la gente que lleva ropa rara al despertar por la mañana. Colores que no combinan, camisetas rotas, calcetines blancos...parece que se despiertan en un país extranjero y buscan desesperadamente una cabina telefónica.
Me alivia pensar que aún hay gente que sale a la calle sin móvil y que van andando al cine.
Hay veces que te piden la hora y hay veces que te miran tiernamente al pasar.
Muy en el fondo me gustan las miradas lascivas de los viejos cuando camino rauda; me pregunto qué será de mi cuando pase mi tiempo en el mundo, me imagino sentándome al sol.
Creo que la mejor muerte sería morir contemplando una buena vista mientras el sol te tuesta las canillas. Quizá por eso los viejos copen los bancos de mi calle; estaré en lo cierto!
Lo mejor de quedarse despierto es la música. La música de madrugada suena distinta, te cala más.
De madrugada es todo radical; te quedas o te vas a dormir a casa, le sonries o le aborreces, te sientes bien o vomitas, te ciega la luz o no ves ni tus propios pasos...hay algo radical en la oscuridad: hay más certezas y más misterios.
El tiempo se alarga, no hay porque subir la persiana.
Lo que más me gusta de las noches de entrega es el primero de tantos instantes en blanco. La primera vez, de tantas, en que me bloqueo. Me quedo quieta y vivo ese instante a conciencia. Me planteo si acabaré la entrega o no, si me dará tiempo a esto o aquello. Y lo que más me gusta es que siempre se me cuela una imagen de alguien...en ese instante vuelvo a la realidad y prosigo...el sonido hueco del ratón vuelve y yo con él.
Ahora voy a dormir, que ya ha amanecido....

el gran tute

el gran tute
y la vida al desnudo