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captura de lectora distraida

Mujeres desnudas
ELVIRA LINDO 15/11/2009 EL PAÍS

Escribir es mirar, o la excusa para mirar. Todos aquellos que vivimos del cuento deberíamos mirar hasta que nos dolieran los ojos. Yo justifico mi entrometida curiosidad diciéndome a mí misma que lo hago por ustedes. Por contárselo a ustedes, por ejemplo, me entrego sin reservas a la observación de los cuerpos femeninos en los vestuarios del gimnasio. En España los cuerpos de las mujeres ofrecen una monótona diversidad, nos parecemos mucho. Aquí, en Nueva York, el abanico de la desnudez es una fiesta. Aquí he aprendido a mirar sin que se note. Estudio, por ejemplo, los cuerpos de las negras. No hablo del estereotipo de la negra obesa, no, mis negras, las que ven mis ojos cada semana, son fastuosas. Una de ellas, la más joven, se aplica crema en el pecho mirándose al espejo: su carne es tan prieta que parece que está untando cera en una figurita de ébano. No hay pudor, casi nadie lo tiene. Mi joven negra lleva un tanga que le deja al aire un culo que se curva hacia arriba de tal manera que uno podría dejar encima una taza de café. Hay otra negra en el espejo contiguo, tiene una toalla enrollada en el pelo como si fuera un turbante, no sé si es consciente de que es una diosa, pero se comporta como tal. Se pinta los labios de rojo y sonríe al espejo para limpiarse el carmín que le ha manchado en los dientes. Tiene cuarenta y tantos, es michelleobamesca: posee una fortaleza que le permitiría hacer cualquier trabajo manual sin perder su majestad. En el marrón acanelado de su piel está escrito algo fundamental de su genética, un antepasado suyo fue blanco. Se trata del gran tabú americano: los blancos y los negros están mucho más mezclados de lo que pueda parecer a primera vista. Esa mezcla encierra un pasado de violaciones y abusos, algo que avergüenza a los blancos y tortura a los negros; también de apasionadas historias de amor, algo que avergüenza a los negros. Mujeres en el baño. No es extraño que tantos pintores eligieran ese momento para retratar a sus esposas: Bonnard, Rubens, Hopper, Sorolla, todos ellos se valieron de la complicidad amorosa para penetrar en el momento más íntimo del día. No es comparable la sensualidad de ese momento robado a una mujer normal que el artificio de una modelo que posa para la cámara de un fotógrafo. ¡Cuánto disfrutaría un fotógrafo o un pintor si pudiera moverse invisible entre todas estas mujeres despojadas de los adjetivos que proporciona la ropa! Cuánto disfrutaría cualquier amante de las mujeres si pudiera estudiar el cuerpo humano en todas las edades de la vida. A mi lado, una anciana enjuta se ha sentado para ponerse las medias. Su abdomen se arruga en pliegues muy pequeños, como si fuera un acordeón y la ausencia de carne la hace parecer muy frágil, algo temblorosa, una vulnerabilidad que se esfuma en cuanto se mete dentro de un traje de chaqueta y sale por la puerta con aires de señora elegante. Las abuelas gordas, en cambio, se mueven hacia la ducha con andares de generalotas, están en ese momento de la vida en que el cuerpo de la mujer se agallina y se convierte en un abdomen total sostenido por dos patillas delgadas. Estas señoras hablan entre ellas con las tetas al aire, algo que cohíbe a las jovencillas que se preguntan cómo alguien muestra su cuerpo en decadencia sin avergonzarse. En su cabeza no cabe que lo que ven es lo que ellas mismas serán. Las chinas son un capítulo aparte; si no fuera por el pecho parecerían niñas, todas proyectan un aire escolar. Tienen una inclinación obsesiva hacia los sujetadores de encaje lo cual les confiere una imagen de inocencia pervertida. Los hombres americanos sueñan con una asiática dócil que les mime, no saben que muchas de esas chinas llevan ya una americana expeditiva en el cerebro. Hay mujeres que dan pena. A mi lado solía vestirse una mujer enferma. Un saco de huesos con una pequeña barriga hinchada, como las de los niños hambrientos de las campañas del hambre. Una vez me dijo: "Su perfume... Me trae recuerdos...". Creí que se iba a echar a llorar o que iba a derrumbarse. Me he mudado de casilla por miedo a que me denuncie por un perfume demasiado evocador. Ahora me arreglo al lado de una americana tetona; las americanas tetonas abundan y encajan en un país obsesionado con las tetas. La piel de mi tetona es tan blanca que parece que sólo se alimentó de leche; los pezones, tan rosas, que se confunden con el resto del pecho. Es como una gran cerda, me gustaría amasarla. Mujeres desnudas. Se embadurnan de crema, se suben el pecho con el sujetador, se pintan, se arreglan el pelo, se calzan tacones y se lanzan a la calle. La ropa las hace ejecutivas, modernas, cursis, estudiantas, profesorales, amas de casa o señoronas, pero antes, unos minutos antes, han sido tan sólo mujeres desnudas. Y yo entre ellas, aunque este trabajo me permita ser la intrusa que observa. Fuera, en la calle, serán bondadosas o mezquinas, pero la delicada concentración con que se entregan a su arreglo personal me produce una inexplicable emoción, me hace acordarme de esa frase de Mark Twain en su discurso The Ladies: "Las fases de la naturaleza femenina son infinitas en su variedad. Toma cualquier tipo de mujer y encontrarás en ella algo que respetar, algo que admirar, algo que amar".

domingo

martes

lecturas perturbadoras

Aquí os coloco un trabajo del Departamento de Urbanismo de la ETSAM sobre la huella ecológica ... es una de esas cosas que le hacen a uno dormir peor ...

Y ya que estoy os recomiendo que leais cualquiera de los articulos de los boletines de HABITAT:
http://habitat.aq.upm.es/boletin/


La huella ecológica
Raquel Moreno López
Madrid (España), 3 de marzo de 2005.
La huella ecológica|

Este trabajo fue realizado por Loreto García, Raquel Moreno, Arantza Ozaeta, Alejandro Ruiz, Daniel Sacristán, Carmen Sánchez—Guevara y Ana Sanz en el taller Rehabilitación Urbano Ecológica de la ciudad organizado por Agustín Hernández Aja y Ecologistas en Acción.

El planteamiento inicial consistía en el análisis del concepto de huella ecológica como forma de vinculación cuantitativa de las repercusiones ambientales asociadas a las formas de vida. Posteriormente se analizó la influencia que tienen en la huella algunos cambios de comportamiento en hábitos como el transporte, la alimentación o el consumo energético.

Definición: la huella ecológica

«La huella ecológica es un indicador ambiental de carácter integrador del impacto que ejerce una cierta comunidad humana, país, región o ciudad sobre su entorno». Es el área de terreno necesario para producir los recursos consumidos y para asimilar los residuos generados por una población determinada con un modo de vida específico, donde quiera que se encuentre esa área. Fue definida en 1996 por William Rees y Mathis Wackernagel en la School for Community & Regional Planning (Escuela para la Planificación Comunitaria y Regional) de la Universidad de la Columbia Británica.

La metodología de cálculo consiste en contabilizar el consumo de las diferentes categorías y transformarlo en la superficie biológica productiva apropiada a través de índices de productividad. Estas categorías son:

  • Cultivos: área para producir los vegetales que se consumen. Constituye la tierra más productiva ecológicamente, y genera la mayor producción neta de biomasa utilizable por las comunidades humanas.
  • Pastos: área dedicada al pastoreo de ganado.
  • Bosques: área en explotación para producir la madera y el papel.
  • Mar productivo: área para producir pescado y marisco.
  • Terreno construído: áreas urbanizadas u ocupadas por infraestructuras.
  • Área de absorción de CO2: superficie de bosque necesaria para la absorción de la emisión de CO2 debida al consumo de combustibles fósiles para la producción de energía. Se contabilizan consumos en la producción de bienes, gastos en vivienda y transportes, entre otros.

Conceptos básicos:

  • Huella individual para cada recurso (6 categorías ecológicas: cultivos, pastos, bosque, mar, superficie construída y áreas de absorción de CO2).
    aa=c/p
    aa=área apropiada per cápita para la producción de cada artículo de consumo.
    c=consumo medio anual de ese artículo (kg/cap).
    p=su productividad media o rendimiento (kg/Ha).
  • Huella ecológica per cápita (sumatorio de huellas individuales).
    ef=aa
  • Huella global (de un país).
    HG=(producción+importación-exportación)/productividad media mundial
  • Huella local.
    HL=HG*factor de rendimiento

Déficit ecológico

El déficit ecológico es la diferencia entre el área disponible (capacidad de carga) y el área consumida (huella ecológica) en un lugar determinado. Pone de manifiesto la sobreexplotación del capital natural y la incapacidad de regeneración tanto a nivel global como local.

La capacidad de carga es la capacidad local disponible, teniendo en cuenta la productividad del terreno y una reserva del 12% para conservación de la biodiversidad. Supone la máxima explotación a que puede ser sometido un terreno sin dañar de manera permanente su productividad. A continuación estimamos la capacidad de carga del planeta teniendo en cuenta que existen 11.300 millones de hectáreas de terreno productivo y espacio marino, y que la población mundial es de 6.100 millones de personas. Repartiendo entre cada ser humano tocamos a:

  • 0,25 Ha de cultivo.
  • 0,6 Ha de pastos.
  • 0,6 Ha de bosque.
  • 0,5 Ha de mar.
  • 0,03 Ha construídas.
El resultado sería 2.00 Ha/habitante y año, restando el 12% de biodiversidad, resulta un 1.75 Ha/habitante.

La huella ecológica media global es de 2,8 Ha/habitate, lo que la sitúa 2/3 por encima de la capacidad de carga.

  • 0,8 Ha de cultivo.
  • 1,5 Ha de pastos.
  • 0,5 Ha de bosque.
  • 0,2 Ha de mar.
  • 0,1 Ha construídas.
  • 1,7 Ha absorción CO2.

Lámina 1. Huella ecológica del mundo expresada en billones de áreas (1961-97)
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Lámina 2. Distribución: huella ecológica y cantidad de población

irmor01.jpg


La huella mide en hectáreas la superficie de terreno consumida por habitante y año.En la lamina 2 se puede observar la huella de los distintos países en relación al número de habitantes, poniendo de manifiesto las cantidades totales que implica.


Lámina 3. Evolución histórica de la huella ecológica distinguiendo sus diferentes categorías

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En la lamina 3 se muestran la evolución histórica, y la cantidad de cada uno de los parámetros. En 1961 estaba al 70% de la capacidad de generación, en 1980 se superó.


Cuadro 1: Huellas Ecológicas en diversos países del mundo, 1997. Hectáreas de terreno por habitante y año

Datos del informe «La Huella Ecológica: sustentabilidad, del concepto a hechos concretos» de la organización Redefining Progress

PaísPoblación(millones de personas)Huella ecológicaCapacidad de cargaDéficit
Estados Unidos271,612,55,57,0
Dinamarca5,210,35,64,7
Noruega4,39,25,93,3
Australia18,28,99,4-0,5
Canadá29,98,711,0-2,3
Suecia8,88,27,90,3
Finlandia5,18,29,6-1,4
Francia58,57,34,13,2
Inglaterra58,46,31,74,6
Holanda15,76,32,24,1
Alemania82,26,02,43,6
Austria8,25,94,01,9
Japón125,65,60,84,8
Italia57,25,60,84,8
España39,75,52,33,2
Rusia147,75,24,40,8
Chile14,63,62,01,6
México94,33,11,61,5
Tailandia59,22,61,31,3
Brasil163,12,210,9-8,7
China1243,71,80.81,0
Egipto64,41,80,71,1
India960,20,70,70,0
Paquistán143,81,10,70,4
Bangladesh122,00,60,30,3


La situación actual no es más alentadora, según el Informe Planeta Vivo 2004 elaborado por WWF/Adena, la huella global es de 2,2 hectáreas por persona y año, siendo la capacidad de carga 1,8; se consume un 20% más de lo que la Tierra puede producir; y las poblaciones de especies vertebradas terrestres, marinas y de agua dulce han disminuido una media del 40% entre 1970 y 2000. Uno de los datos más significativos es que el consumo de energías fósiles ha aumentado un 700% de 1961 a 2001.

Según estos datos, España en 1997 tenía un déficit de 3,2 Ha por habitante. A nivel regional también se han calculado algunas:

  • Barcelona, en 1996, fue el primer Ayuntamiento en hacer el cálculo, resultando 3,2 Ha/habitante. Este estudio supone una aportación metodológica para su aplicación en el contexto regional y municipal en España.
  • Andalucía, en 1998, con 5,5 Ha/hab necesitaría otra superficie igual a la que tiene ahora mismo.
  • Navarra en 1998 tenía una huella de 3,7 Ha/hab siendo su capacidad de carga 2,15 Ha/hab.
  • San Sebastián con 3,6 Ha/hab supera en 105 veces la superficie de la ciudad.
  • La Rioja es un caso muy significativo; tiene una capacidad de carga de 1,54 ha, y su huella era en 1992 3,56 ha, en 1999 de 3,99 ha y en 2000 de 4,22 ha. Con un aumento sobre todo en transpote y alimentos de origen animal.

Un ejemplo práctico, el transporte


Lámina 4. Variaciones de la huella ecológica según el modo de transporte

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Se realizó una aproximación a la repercusión real de cambios en ciertos hábitos o formas de vida individuales. Uno de los casos más significativos es el del transporte. Considerando tres formas de transportarse (bicicleta, coche y autobús), para un trayecto de 24 kilómetros diarios durante 230 días del año, los resultados son los siguientes:

  • La bicicleta: los incrementos se producen en áreas de cultivo, debido al aumento de consumo de hidratos de carbono necesarios por el esfuerzo físico realizado, siendo un aumento de 0,02 ha/habitante.
  • El coche: se aumenta en 3,4 Ha/habitante en absorción de CO2 debido al consumo de energías fósiles.
  • El autobús: las repercusiones son también en aumento de áreas de absorción de CO2, pero debido al número de pasajeros medio, el incremento de la huella es de 0,07 Ha.

En la lamina 3 4 se describen los cálculos y se presentan los gráficos de incrementos según los diferentes modos de transporte.

Conclusiones

La carga global a que sometemos al planeta está actualmente un 35% por encima de lo que la naturaleza nos puede dar.

El análisis de la huella ecológica y las unidades elegidas para cuantificarla ponen de manifiesto cuantitativamente las vinculaciones de los hábitos y formas de vida con los problemas medioambientales. Al ser una hectárea aproximadamente el área de un campo de fútbol resulta sencillo visualizar la influencia de cada individuo, así como el impacto que la ciudad provoca fuera de sus límites administrativos. Se presentan de forma simple y reducida no sólo la cantidad de recursos consumidos o los desechos producidos, sino también la capacidad del medio de producirlos, de absorberlos o de regenerarlos.

Aunque este indicador integra múltiples impactos, hay que tener en cuenta que otros no quedan contabilizados: la contaminación del suelo, del agua, de la atmósfera (a excepción del CO2), la erosión, etc; además se asume que en la práctica la productividad del suelo agrícola, ganadero y forestal no disminuye con el tiempo. Es un instrumento complejo, que requiere estadísticas y datos muy concretos, no siempre disponibles, pero que pone de manifiesto un estado de sobreexplotación.

La medida de los flujos del capital es fundamental para la gestión económica global, lo mismo debería suceder con el capital natural; la huella ecológica supone un instrumento que pone de manifiesto estos flujos. La presión sobre los recursos de la Tierra seguirá creciendo conforme estas regiones vayan desarrollándose y consumiendo más. Cabe preguntarse si sería desable o posible generalizar nuestro sistema de consumo viendo que, si todo el mundo viviera como un norteamericano medio, necesitaríamos tres planetas. Para reducir nuestra huella ecológica sólo queda escoger un estilo de vida más frugal y austero, un tipo de actitud y un concepto de desarrollo muy diferentes a los que ofrece el crecimiento económico que nos ha llevado a esta insostenible situación.

Bibliografía y recursos en la red

Wackernagel, Mathis y William E. Rees (1996) Our Ecological Footprint: Reducing Human Impact on the Earth Philadelphia, PA, and Gabriola Island, Canadá: New Society Publishers.
  • Calculadora de la huella: un cuestionario para calcular tu propia área de consumo. http://www.ecofoot.org
  • Vida sostenible: incluye una serie de medidas sobre formas de vida, hábitos de consumo, en relación a agua, energía, materiales y residuos, transporte, ruido, tóxicos, paisaje, así como una sencilla encuesta para calcular tu huella. También tiene un listado de enlaces y lugares de contacto de cada uno de los temas, por comunidades autónomas, a escala local y general (agua, energía, materiales y residuos, transporte). Se proporcionan también informes sobre sostenibilidad. http://www.vidasostenible.com
  • «Nuestra huella ecológica». Ministerio de medio ambiente, España. Se citan además ejemplos de Barcelona, Andalucía, San Sebastián, la Rioja, entre otros.http://www.mma.es/educ/ceneam/pdf/huella.pdf
  • «La Petjada ecològica de Barcelona. Una aproximació». Prat, A., 1998. Sus aportaciones metodológicas complementan a los creadores del indicador para su aplicación en contexto regional y municipal en España. http://www.mediambient.bcn.es/cas/down/masu6_1.pdf
  • «Informe Planeta Vivo 2004», elavorado por WWF/Adena. Evaluación de la situación ecológica actual: reservas naturales existentes, datos de extracción de agua, datos de consumo, iniciativas, mapas de distribución y huella ecológica, entre otros.

Notas


[1]: Se considera que el 12% es la cantidad suficiente para conservar la biodiversidad, ya que no somos los únicos habitantes del planeta.
[2]: Datos de 1997.
[3]: «Aproximación de la Huella ecológica de Barcelona: resumen de los cálculos y reflexiones sobre los resultados» http://www.mediambient.bcn.es/cas/down/masu6_1.pdf
[4]: Se puede consultar el informe La huella ecológica en Navarra, Departamento de Medio Abiente, Ordenación del Territorio y Vivienda, Pamplona 2001 en http://www.cfnavarra.es/medioambiente/agenda/Huella/EcoNav.htm
[5]: Está disponible el documento en http://www.ingurumena.net/Descarga/ sostlocal/donosti_huellaeco.PDF, incluye la descripción del método empleado y el desarrollo detallada de la aplicación a San Sebastián.
[6]: La datos sobre la huella ecológica de La Rioja se encuentra en http://www.larioja.org/ma/prevencion_ambiental/huella_ecologica/en_la_rioja.htm
[7]: Obviamente, con el tiempo, la productividad disminuye, a causa, entre otras, de la erosión, contaminación, etc.

el gran tute

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y la vida al desnudo