Estos días de 15M, pienso que la poesía y casi cualquier representación artística, han quedado ciertamente desfasadas de lo que sucede en las calles, ahora no hay opción a leer el periódico, a pasear por Sol, a alzar la voz, a pedir y a reflexionar, a votar y a succionar de la realidad estos minutos que nos concede de reconciliación.
Y cuando pensé que esto era cierto, abrí a Whitman y me propino una bofetada ...
I
A pie, alegre, salgo al camino real,
Soy sano, soy libre, el mundo se extiende ante mí,
El largo camino pardo me conducirá adonde yo quiera.
Ya no llamo a la fortuna: yo soy la fortuna,
Ya no lloriqueo, no difiero mis actos, no necesito nada,
He acabado con las quejas domésticas, con las bibliotecas, con las críticas querellosas,
Vigoroso y contento, recorro el camino real.
La tierra, ella me basta,
Yo no exijo que las constelaciones se aproximen,
Sé que están muy bien donde están,
Sé que bastan para aquellos que les pertenecen.
(Sin embargo, llevo aquí mis viejos fardos deliciosos,
Los llevo, hombres y mujeres, los llevo conmigo a todas partes,
Juro que no puedo deshacerme de ellos,
Estoy lleno de ellos, y los llenaré a mi vez.)
II
Creo que muchas cosas invisibles están igualmente aquí.
Aquí, la lección profunda de la aceptación, sin preferencia y sin negativa,
El negro de cabello ensortijado; el enfermo, el ignorante, no son rechazados;
El parto, el apresuramiento en busca del médico, el corretear del mendigo, el andar vacilante del borracho, la cuadrilla reidora de los artesanos,
El adolescente fugitivo, el carruaje del rico, el petimetre, los amantes que huyen,
El hortelano madrugador, el cortejo fúnebre, la mudanza del moblaje al pueblo, la vuelta del pueblo,
Ellos pasan, yo paso también, todas las cosas pasan, nadie puede ser prohibido,
Todas las cosas son aceptadas, todas las cosas me serán queridas.
V
Desde esta hora me declaro libre de todo límite y de toda línea imaginaria,
voy a donde me plazca, soy mi señor total y absoluto,
escucho a los demás, considero lo que ellos me dicen,
me detengo, investigo, acepto, contemplo;
dulcemente, pero con innegable voluntad, me liberto de las trabas que quieren retenerme.
Aspiro el espacio a bocanadas,
el poniente y levante me pertenecen, y el mediodía y septentrión me pertenecen.
Soy el más vasto, mejor de lo que yo imaginaba,
no sabía que contuviese en mí tanta bondad.
Todo me parece hermoso,
puedo repetir una vez y otra a hombres y mujeres: Me habéis hecho tantos beneficios, que quiero haceros otros en cambio,
haré acopio para mí y para vosotros en mi camino,
me desparramaré entre los hombres y mujeres en mi camino,
arrojaré en medio de ellos una nueva alegría y una nueva severidad,
quienquiera que me niegue no me incomodará,
todos los hombres y mujeres que me aceptan, serán bendecidos y me bendecirán.
Si aparecieran mil hombres perfectos, no me sorprendería,
si aparecieran mil cuerpos hermosos de mujeres, no me asombraría.
Ahora penetro en el secreto de la creación de las personas superiores,
que es el crecer al aire libre y el comer y dormir con la tierra.
Aquí hay espacio para un gran acto personal
(Un acto que arrebata los corazones de toda la raza de los hombres,
su efusión de fuerza y voluntad anonada a la ley, y se mofa de todas las autoridades y de todos los argumentos que se le oponen).
He aquí la prueba de la sabiduría,
la sabiduría no se prueba definitivamente en las aulas,
la sabiduría no puede transmitirse por el que la posee al que no la posee,
la sabiduría viene del alma, no es susceptible de prueba, ella es su propia prueba,
se aplica a todos los estados y objetos y cualidades, y queda contenta,
es la certeza de la realidad y de la inmortalidad de las cosas, y es la excelencia de las cosas;
hay algo en la ingravidez de la contemplación de las cosas, que obliga a la sabiduría a dejar su refugio del alma.
Vuelvo a examinar las filosofías y las religiones,
ellas son acaso buenas en las aulas, pero pueden no ser buenas bajo las vastas nubes y junto al paisaje y a los ríos que corren.
He aquí el conocimiento,
he aquí el hombre concorde -él se da cuenta aquí de lo que hay en él,
el pasado, el porvenir, la majestad, el amor- si ellos no están en ti, tú no estás en ellos.
Sólo la médula de las cosas nutre;
¿dónde está el que desgarra la envoltura por ti y por mí?
¿Dónde está el que deshace las estratagemas y envolturas por ti y por mí?
He aquí la adherencia, no ha sido formada antes, viene a propósito:
¿Sabes qué es eso de ser amado por los desconocidos que pasan junto a ti?
¿Comprendes el lenguaje de esas pupilas que se mueven?
IX
¡Vamos! ¡Quienquiera que seas, ven, viaja conmigo!
Y encontrarás lo que no fatiga jamás.
La tierra no se cansa jamás,
la tierra es ruda, silenciosa, incomprensible al principio, la Naturaleza es ruda e incomprensible al principio,
no te desanimes, persevera, hay cosas divinas encubiertas,
te juro que hay cosas divinas cuya hermosura las palabras no pueden expresar.
¡Vamos! No debemos detenernos aquí,
Por muy fragantes que sean estas previsiones guardadas en reserva, por muy cómoda que sea esta morada, no podemos detenernos aquí,
Por muy protegido que sea este puerto, por muy sosegadas que sean estas aguas, no podemos anclar aquí,
Por muy amable que sea la hospitalidad que nos rodea, no estamos autorizados a aceptarla sino durante un breve espacio.
X
¡Vamos! Los alicientes serán mejores,
Navegamos en mares desiertos y sin rutas,
Iremos adonde nos lleven los vientos, adonde nos arrojen las olas y allá, donde el clíper yanqui corre a toda vela.
¡Vamos! Con la fuerza, la libertad, los elementos,
la salud, la oposición obstinada, la alegría, el amor propio, la curiosidad;
¡vamos! ¡Lejos de toda fórmula!
¡Lejos de vuestras fórmulas, oh, sacerdotes materialistas de ojos de murciélago!
El cadáver putrefacto impide el paso -el entierro no puede demorar más.
¡Vamos! ¡Pero os prevengo!
Aquel que viaje conmigo debe tener la sangre más rica, los músculos más vigorosos, la resistencia más tenaz,
ningún hombre y ninguna mujer deben someterse a la prueba si no traen valor y salud,
no vengas si has gastado ya lo mejor de ti mismo,
que vengan solo aquellos que tienen el cuerpo puro y determinado,
no serán admitidos ni los enfermos, ni los alcohólicos, ni los que tienen máculas venéreas.
(Ni yo ni los míos convencemos con argumentos, comparaciones, versos,
convencemos con nuestra presencia.)
XIV
¡Vamos! ¡A través de luchas y de guerras!
La meta señalada no podrá invalidarse.
¿Tuvieron buen éxito las luchas del pasado?
¿Quién tuvo buen éxito? ¿Tú? ¿Tu patria? ¿La Naturaleza?
Pues compréndeme bien -está previsto en la esencia de las cosas que de la fruición del triunfo, cualquiera que éste fuese, brotará algo que hará necesario un esfuerzo más grande.
Mi grito es un grito de guerra, yo fomento la rebelión activa,
quien me acompañe, deberá venir bien armado,
quien me acompañe, tendrá que comer frugalmente, conllevar la pobreza, oponerse a los enemigos iracundos y a las deserciones.
XV
¡Vamos! ¡El camino se extiende ante nosotros!
No encierra peligros -lo he probado- mis pies lo han probado bien -¡no te detengas!
¡Deja que la cuartilla quede sin escribirse en el pupitre y el libro sin abrirse en el estante!
¡Deja que las herramientas reposen en el taller! ¡Deja que el dinero repose al abrigo de la ambición!
¡Deja que las aulas permanezcan cerradas! ¡No hagas caso del grito del dómine!
¡Deja que el predicador predique en el púlpito! Deja que el abogado litigue en los tribunales y que el juez exponga la ley.
¡Camarada, te extiendo la mano,
te doy mi amor, que es más precioso que el dinero,
me entrego yo a ti, antes que entregarte el sermón o la ley;
¿te entregarás a mí? ¿Quieres viajar conmigo?
¿Nos adherimos el uno al otro toda nuestra vida?