EL PAÍS . 05/05/09 OPINIÓN
Que todos sus lectores, insustituible y amado director, anoten la fecha del 19 de noviembre de 2009. Desde ahora mismo. Que los más perspicaces aterricen ese día en Nueva York. En parapente, globo, dirigible o 747. Si no me hubiera prevenido el poeta vivo americano más insumiso no lo hubiera creído (el mismísimo Benjamín Ivry): ese día, Benoit Mandelbrot, el inventor de la nueva geometría, editará The Fractalist. Trescientas veinte páginas. Su biografía. Trascendente, seguro.
En el número 154 de Claves hace cuatro años se publicó mi charla con el fractalista. Bajo el título Inteligencia, genio y humor del matemático. La leyeron tres patafísicos, un perturbador y mi mujer. Mandelbrot reconoce ahora: "Mis descubrimientos proporcionan en el desorden ambiente y la crisis actual (junto a lo que se estableció en tiempos de Aristóteles) un segundo oasis de sencillez". ¡Qué gozada para mí que creía estar perdido en el desierto! Con mi Dulcinea. Suyo, en clave de fa, arrabal de París.