jueves

Patafísica

MONCHO ALPUENTE
EL PAÍS - 27-05-2009

Cincuenta años después de su temprana y predecible muerte, la editorial Gallimard, orgullo de las letras francesas, publicará por fin la obra novelística completa de Boris Vian, extravagante y poliédrico escritor, ingeniero y músico, marginado durante décadas en el limbo que reservan las gentes de orden y respeto y sus editoriales a los autores desordenados e irrespetuosos, fallecidos antes de que sus excentricidades adquiriesen la pátina de respetabilidad que sólo otorgan los años y el fervor salvaje de sus lectores.

Gallimard, que en su día se negó a acoger entre sus dorados muros de papel la obra insolente y provocadora de Vian, ha tardado medio siglo en rectificar. Rectificar no es de sabios, sino de necios cuando se tarda tanto en hacerlo y la rectificación se realiza con pompa, boato y afán de lucro. Si el finado Boris levantara la cabeza los editores de Gallimard y de su excelsa colección La Pléiade tendrían que poner a buen recaudo las suyas. Entre las múltiples y refulgentes facetas de ese diamante bruto que era Boris Vian, encuentro una que resalta su vigencia en estos días y en esta ciudad de nuestros pecados y sus desaguisados, su meritoria labor como sátrapa y responsable de la Subcomisión de Soluciones Imaginarias del Colegio Patafísico. La Patafísica, lo que está alrededor de lo que está más allá de la física, fue una feliz invención del doctor Faustroll y de su padre literario Alfred Jarry, y su flamante Colegio se proclamó como una "sociedad de investigaciones eruditas e inútiles"; escuela que cuenta en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid con ilustres colegiales, expertos en aportar soluciones imaginarias e inútiles a problemas reales. No hay que ir muy lejos, sólo asomarse a las páginas de este periódico, para toparse con estas soluciones patafísicas: para mejorar el medio ambiente de Madrid, la concejal del ramo, Ana Botella, ha decidido eliminar la mayor parte de las estaciones que miden la pureza del aire ciudadano, las nuevas estaciones proyectadas abandonarán el centro urbano y se instalarán en zonas menos contaminadas, tal vez en el Retiro o en la Casa de Campo. Respiraremos igual, pero las cifras mejorarán muchísimo y la alarma social descenderá considerablemente. Otro invento patafísico de estas fechas corre a cargo de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid que premiará con estrellas, hasta siete como las de su bandera, a los mejores institutos de la región, un acicate que se supone irresistible para motivar a profesores desmotivados y alumnos indómitos que competirán por un premio de 15.000 euros que por supuesto no se repartirán entre profesorado y alumnado. A la Comunidad de Madrid, le gustan los rankings y las listas de éxitos, sobre todo cuando le sirven para demostrar la excelencia de la educación privada y concertada sobre la pública, refugio de inmigrantes inadaptados y pobres de solemnidad que no puedan pagar las cuotas voluntarias por usar la pista de padle o la piscina. Patafísico es también el conflicto entre los vecinos del barrio de la Estrella que se oponen a la construcción de una pasarela que enlazaría su urbanización con El Ruedo y La Herradura, dos edificios de realojo del otro lado de la M-30. "No queremos que vengan al parque a vender drogas", dicen los de la Estrella, prefieren que sus hijos tengan que dar un rodeo para ir a comprarla, aunque el menudeo de droga haya disminuido sensiblemente en El Ruedo desde que los patriarcas gitanos expulsaron a los traficantes y les mandaron al infame vertedero de La Cañada. La pasarela propuesta por la concejal de Obras Públicas del Ayuntamiento no tiene como objeto integrar a unos y otros vecinos, no es una iniciativa solidaria sino doblemente patafísica, una solución imaginaria para un problema imaginario. A no ser que, como sospechan algunos de sus habitantes, la construcción del puente sirva para beneficiar a un nuevo centro comercial de la zona. En tal caso no sería patafísica sino pura desfachatez. El desertor, la canción pacifista y antimilitarista más famosa de todos los tiempos, escrita, y a menudo interpretada, por Vian, me viene a la memoria también en relación con la gripe pregonada por los ilustres doctores patafísicos de la OMS y contraída por un grupo de militares del acuartelamiento madrileño de Hoyo de Manzanares que en plena pandemia, mal de todos y consuelo de empresas farmacéuticas, habían recibido la visita de los alumnos de un colegio. Visita cultural, pedagógica y sin duda patafísica como el oficio de las armas.

lunes

otra muerte en la lírica

M a n j a r l e n t o

Benditas sean las cosas que llegan siempre tarde
y no lo sienten
–perdidas ya de vista o bien batidas
o incluso blanquecinas al sol del tacto–;

su demora nos libra del sofoco
propio de cualquier logro puntual
engullido
sin pasar por el paladar ("¡a otra cosa!")
de la gratitud no rentable.

José Miguel Ullán

viernes

Les 7 doigts de la main

Vuelvo absorta a casa enamorada de la magia.


El aire caliente en la cara.
Todo mi cuerpo no pesará mucho más de dos o tres céntimos y escribo por la calle. Voy andando.
El olor a calamar me separa más y más; la realidad de la más cruda Atocha.
Los olores mientras anochece.

Cojo el bus y poco a poco se van marchando, ya solo veo puntitos. Aún me llegan las fotos mentales del recuerdo: el piano y la ingravidez vuelven, las miradas de héroes de la Marvel. La sensación del colectivo, el aplauso y la risa, la emoción y el silencio.
La crónica. Como describir la magia. Lo bello en el instante que se mueve y desaparece, ya no se llama bello se llama emoción, sino llamarlo llanto.
Llega la Cibeles. Y me vienen de nuevo los intentos los sonidos del público, las miradas emocionadas entre el miedo y la euforia.
El silencio y la canción de amor a la guitarra.
El silencio y un vestido rojo que baila en el vacío. Que vuela con la melodía que lo lleva de la mano. Una guía.
Me observa un señor. He cogido el asiento cara al público y de espaldas al sentido de la vida. Frente a mí. Un gentleman me juzga frente a frente .
Colón. Ya se va deshaciendo la levedad; mi dedo meñique se asienta en la tierra. Ya me fijo en los vestidos de las señoras, en el ruido de sus perlas, traquetean cuenta a cuenta y un hombre apoyado en la barra de la puerta sonríe y habla. Sabidurías de la calle, historias desde la acera. Se apea, varado como su sirena; un tal Rubén Darío tiene presa una sirena.

Ya nadie observa cuando Darío baja. Ya cada cual mira por la suya y todos giramos.

Recuerdo lejano de lo sucedido.
“Y ahora se que aquello del amor era verdad”, la tierna Havalina.
El público de pie, toda la platea, tres salidas al escenario. Nos mirabas y nosotros aplaudiendo lo que habíamos mirado. Como ellos lo veían.
Ahora si que querían reconocernos. Fuera los héroes, solo la gente.

Philip, Antoine,…
Una señora se baja y allá va, junto a ella, la brizna última de mi cadencia.
Mi piel se seca por momentos. Ya se posa la polución y la preocupación.

Aún solo paseo fuera de mí, deseando vivir aún en mi ser circense, en mi necio rostro de inocencia, el más hondo y amable.

Me cambio de lado. Debo ver el camino y retomarlo. Volver a casa.


Aún noto hinchada la cabeza.


En la áspera urbe florecen tímidas amapolas.


Solo me apetece estar en silencio y pertenecerlo.
...

miércoles

CURRICULUM de Benedetti

El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente

usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica

usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros

usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío

entonces
usted muere.

( muchas perdidas ultimamente...
esperemos un encuentro pronto y un luto breve.
... allá quedó la pluma huerfana)

sábado

El rumor de la arena




Esta entrada está ligada intimamente con la anterior ... Conozco poco a los creadores de este largo pero si que sé, que algunos de ellos residieron en el Johnny ... donde la cultura se come con patatas fritas día tras día en el comedor, en las comunidades o en el aula de cine.

Espacio de creación y libertad
con muchas muchísimas patatas fritas.
http://www.atilafilms.es/elrumordelaarena.html

miércoles

Balada del Johnny

MONCHO ALPUENTE
13/05/09


Para tener a buen recaudo a sus crecidos retoños que iniciaban sus estudios universitarios en Madrid, muchas familias, de fuera y con posibles, les matriculaban en colegios mayores, regentados en su mayoría por órdenes religiosas que garantizaban ciertos niveles de tutela y orientación en un periodo de libertad vigilada, en un paréntesis de semicautividad, antes de acceder a la independencia, enredarse en la peligrosa maraña de la gran ciudad y escapar, al menos momentáneamente, de la promiscuidad de los pisos compartidos y del desenfreno noctámbulo, de las veladas tabernarias y de las malas compañías que acechaban en esta Babilonia, que sólo era tal por el despotismo de sus sátrapas excelentísimos, nunca por la abundancia o variedad de sus excesos. Madrid era una ciudad estrictamente dominada y vigilada por los más coriáceos pretorianos del régimen franquista.

Ubicados en la proximidad de las aulas universitarias y con una radical separación de sexos, muchos colegios mayores se agrupaban, aún se agrupan, aunque regidos con diferentes parámetros, formando una ciudadela, levantada para proteger virtudes acechadas y favorecer la concentración en el estudio; sanos propósitos que no tardarían mucho en sucumbir al asalto de sus propios ejércitos en connivencia con fuerzas exteriores.

El mundo, el demonio y la carne, ésta en medidas raciones, tanto en el menú colegial como en el venéreo, se colaban por los resquicios y un viento de libertad (según la terminología al uso por entonces) barría el polvo y aventaba los pelos de las dehesas. Los estudiantes desembarcados de pueblos o ciudades que no contaban con universidades, propias o apropiadas, no eran pupilos sumisos y asustadizos dispuestos a dejarse pastorear en los rediles.

Tras sus primeros e inseguros pasos por los senderos de la jungla urbana y de la sabana universitaria, muchos recién llegados se integraban rápidamente en el hábitat y reavivaban con nuevos bríos las hogueras tribales. Pronto algunos colegios mayores, y mayormente masculinos, se convirtieron en reductos, refugios para la conspiración y la rebeldía. El gueto se rebelaba, en la ciudadela de los colegios mayores se proyectaba a escondidas El acorazado Potemkin y en los exhaustivos coloquios que prolongaban obligatoriamente las proyecciones y las representaciones, los recitales y las conferencias, improvisados o experimentados oradores disertaban sobre cualquier cosa, salvo sobre la película, la función o la música precedentes, para llevar el agua al molino común de la resistencia antifranquista y de la crítica anticapitalista.

A finales de los años sesenta y primera mitad de los setenta, la ciudadela de los colegios mayores se erigía, por su nutrida, variada, y muchas veces clandestina programación cultural, en epicentro de la vanguardia urbana y foro casi único de la disidencia política.

El área de los colegios atraía a sus salones de actos a gentes de fuera de la universidad, favoreciendo el contacto entre esta institución y la sociedad, mezclando a los que debían de ser separados por ley y orden. La Ciudad Universitaria, segregada de la ciudad por el funesto Arco del Triunfo, se ampliaba por el Argüelles colonizado de las tabernas y los cafés y recibía en las facultades, escuelas y colegios a espectadores que querían ser partícipes y actores.

El colegio mayor San Juan Evangelista, inspirado autor del Apocalipsis, se encarnó en el Johnny, por sus pecados, que fueron muchos, y de los que aún no se ha arrepentido. Entre ellos, los de haber introducido el jazz y el flamenco, músicas, sobre todo el flamenco, marginadas, hasta hace no mucho, de los circuitos de la alta cultura.

Jazz, blues, flamenco, canción de autor, pop, rock y teatro nunca faltaron en la multicultural dieta del Johnny; su Club de Música, consagrado por los grandes y abierto a todas las búsquedas y experimentos, ha sido y es, todavía, un referente imprescindible en la vida cultural de la ciudad. Pero tiene fecha de caducidad: el Johnny cierra en septiembre, durante cuatro meses, para hacer una reforma que de momento pondrá a sus residentes en la calle y en grave peligro la continuidad de sus actividades musicales.

"Si estuviéramos en la Transición habría una protesta a lo grande", comentaba Alejandro Reyes, director, superviviente y guardián de las esencias del Club, a Anaís Berdié en estas páginas. Aún estamos a tiempo. En las últimas líneas del reportaje, Sara, del club de Facebook del Johnny, proponía una manifestación de johnnyadictos. Dónde y cuándo.

martes

elegía


La vega amarga por la que se fue un gran Antonio.

domingo

sección: tu que verías hoy 4 tercios

No se dejen guiar por el cartel...que da pocas pistas...

Acabo de ver la peli y bueno, es de estas que nos quieren contar algo...

Miré las criticas ahora que la he visto y la ponen como de ñoña...en fin, a mi no me lo parece, supongo que será desde mi extrema ñoñez.

Tiene sus puntos e invita a pensar, aunque sea un pokito...por que hay veces que pasamos por el aro de situaciones que no nos congratulan.
Ya lo decía yo, que El mago de Oz y la Dorothy han hecho mucho daño a la conciencia colectiva...tanto rollo con seguir el camino de baldosas amarillas!!! Anda que no habrá formas de llegar a Oz...Y total, para ver al viejo verde. Pues casi que me busco otro plan, y, si me aceptan la sugerencia, yo por elegir, me busco una casa de madera, de construcción antigua rodeada de ventanas, allá en el Canadá a la orilla de uno de esos lagos que podrían ser un mar si no fueran tan dulces y me quedo en silencio, pelando una manzana.


Ya empiezo a fabular ...



domingo

i m a g e n d e l d í a

Niño felíz rayicamiseto y marinero sobre muslo materno saluda, mientras se fuga en el autobus público, a una ancianita salerosa repleta de bolsas que frena y para a saludar efusivamente dibujando una amplia sonrisa complice.
Luego me explica al pasar: - El niño me ha saludado. ¿Qué iba a hacer yo ? -

sábado

la tortuga más vetusta: los hijos sabios de Morla

cuando algo aparentemente simple se empapa de cariño ...



Las ganas de inventar
Y una tiza al cielo,
Marcaran la frontera de mi razón.
Y un arsenal de paciencia y celos
Nos recuerdan, las chicas no pagan dinero.

Y a la vez que lo sagrado, siempre es pequeño
Tus fantasmas me pueden resucitar.
Mi colección de angelitos negros
Nos recuerdan, tenemos lo que merecemos.

Lo sé porque muchos ya se fueron
Y hoy sigo sus pasos al caminar.
Y aquí tú y yo,
Solo quedamos los buenos
Nadie nos enseña donde parar.

No te asuste desgastarme, soy eterno
Y esas manos tan puras como el coral.
Ya llegará lo del cementerio
Y solo entonces lo mismo será que no serlo

Lo sé porque muchos ya se fueron
Y hoy sigo sus pasos al caminar
Y aquí tú y yo,
Solo quedamos los buenos
Nadie nos enseña donde parar.

Lo sé porque muchos ya se fueron
Y hoy sigo sus pasos al caminar
Y aquí tú y yo,
Solo quedamos los buenos
Nadie nos enseña donde parar.
Y hoy sigo sus pasos al caminar
Y aquí tú y yo,
Solo quedamos los buenos
Nadie nos enseña donde parar.

V e t u s t a M o r l a
>> Los buenos <<

el gran tute

el gran tute
y la vida al desnudo