Libro II. IV - Luís García Montero
Generaciones últimas
de muchachas difíciles,
muchachos obligados al orgullo
y tocadiscos viejos, me recuerdan
que en alguna terraza junto al mar,
bajo el calor de un mundo,
estuve yo también,
con esa misma falta de existencia.
(...)
Pedro Salinas
Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente ...
El amor dificil - Luis García Montero
...
Si pudiera encontrarte,
quizá, si te encontrase, yo sabría
explicarme contigo.
...
Problemas de geografía personal - Luis García Montero
Nunca sé despedirme de tí, siempre me quedo
con el frío de alguna palabra que no he dicho,
con un malentendido que temer,
ese hueco de torpe inexistencia
que a veces, gota a gota, se convierte
en desesperación.
Nunca se despedirme de tí, porque no soy
el viajero que cruza por la gente,
el que va de aeropuerto en aeropuerto
o el que mira los coches, en dirección contraria,
corriendo a la ciudad
en la que acabas de quedarte.
Nunca sé despedirme, porque soy
un ciego que tantea por el túnel
de tu mano y tus labios cuando dicen adiós,
un ciego que tropieza con los malentendidos
y con esas palabras
que no saben pronunciar.
Extrañado de amor,
nunca puedo alejarme de todo lo que eres.
En un hueco de torpe inexistencia,
me voy de mí
camino a la nada.
Luis Cernuda - Los placeres prohibidos
No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
miércoles
lunes
La noche en blanco
I
Tu corazón está afilado
como la cerámica
esmaltado coloreado
prendido de tu pecho
como un broche
a la vista.
II
En la terraza yo,
calientan la voz en el convento
silencio sonido silencio.
Les diría que me suena vertical
les rogaría participar
mas apenas les escucho y
me rodeo de recuerdos
huellas frescas.
La vela, el frasquillo de vino,
el vasito de cristal,
golondrinas circulando,
las migas y el secreto.
Tras de mí, la enredadera
el crujir de insectos, fauna.
Las macetas pendidas del muro
el mantel de cuadros rojos
la señora de la casa a tintos de verano
su libro policiaco, su portada setentera.
La noche en blanco.
Tu corazón está afilado
como la cerámica
esmaltado coloreado
prendido de tu pecho
como un broche
a la vista.
II
En la terraza yo,
calientan la voz en el convento
silencio sonido silencio.
Les diría que me suena vertical
les rogaría participar
mas apenas les escucho y
me rodeo de recuerdos
huellas frescas.
La vela, el frasquillo de vino,
el vasito de cristal,
golondrinas circulando,
las migas y el secreto.
Tras de mí, la enredadera
el crujir de insectos, fauna.
Las macetas pendidas del muro
el mantel de cuadros rojos
la señora de la casa a tintos de verano
su libro policiaco, su portada setentera.
La noche en blanco.
miércoles
afecto
Anoche, entre desvelo y desvelo, caí en la cuenta de las múltiples distancias y alcances que acepta la palabra afecto y su familia etimológica.
Por parte de verbo tenemos en su entorno una serie de términos de la misma hechura (participio pasado de fácere con un prefijo preposicional): de-fectio, de-fectus; in-fectio, in-fectus; re-fectio, re-fectus; pro-fectio, pro-fectus, pro-fecto; inter-fectio, inter-fectus; suffectio (de sufficio); con-fectio; con-fectus (de con-ficio); per-fectio, per-fectus. Así quedan emparentados afecto y defecto, infecto, prefecto, perfecto, etc. Afecto, proviene del participio de afficio (de donde proviene afición) sustantivado. El término original o más genuino sería factus ad, "hecho en dirección a", que compuesto en una sola palabra nos da affectus y su participio de afficio.
En latín affectus tiene dos posiciones: la de participio pasado de afficio (ad más facio), con los significados de inclinado a, dotado de, provisto para, dispuesto a, preparado para; y la posición de sustantivo, en la que coincide plenamente con nuestro término afecto, puesto que de ahí lo hemos tomado: inclinación del alma, disposición, sentimiento, pasión. El afecto nace pues como una inclinación de una persona, de su alma, hacia otra persona, objeto del afecto.
Mientras, en las inmediaciones del termino, habitan las infecciones, los defectos, las afecciones y lo perfecto.
También ayer descubrí como una sola palabra, pronunciada entre dientes, puede inclinar a una persona hacia otra. Una palabra afecta.
martes
La cría
Pues parece que en mi patio
algún vecino, ha dedicido adquirir
un infante canino
y exponiendolo a la fiebre
pobre criatura, ha dejado su blancura
a la intemperie.
No sabía el buen señor
lo que aqueste hacía,
pues el cachorro, puro candor y alegría
esta haciendo buen reproche
añorando a su camada
en plena noche.
¡Y menuda serenata!
más parece una jauría.
Estoy empezando a pensar
que el patio guarda un león
más que una cría.
Aunque les confieso que
menos escucha habría yo tenido
si hubiera llegado a casa
prontamente.
Y el sueño hubiera cogido
una vez liberada la mente
de tanta octava y tanto lío.
Pero el verano y sus noches
la lectura de Don Mendo,
su trova y su verso rimado
han llevado mi cansancio
hacia otro lado, y mi mente
y mis manos conquistando este teclado
decidieron escribir someramente
lo acaecido hasta esta hora;
que canté y que reí
que una sepia me comí
dos botellines bebí
con los amigos hablé
un par de puertas cerré
al baño creo que no fuí
y cuando de andar me cansé
y en el metro me senté
pasando por Chamberí
Muñoz Seca me poseyo
y le prometí,
- ¿el qué?-
que según llegara a casa
y sin desnudarme
este relato rimado escribiría
y tras cumplir con el recado
a la cama abrazaría, con mesura
que la mente se apresura
y vuela hacia el ansiado regazo
de otras camas y otras gentes
y a la mañana siguiente
deshecho ya el pulcro nido
y la aventura ficticia
recordada vagamente
una no sabe ya si la sepia,
si el baño o si la alegría,
si la vida o si la muerte.
-¿Andará aullando aún
(soledad mediante)
la desdichada cría?-
algún vecino, ha dedicido adquirir
un infante canino
y exponiendolo a la fiebre
pobre criatura, ha dejado su blancura
a la intemperie.
No sabía el buen señor
lo que aqueste hacía,
pues el cachorro, puro candor y alegría
esta haciendo buen reproche
añorando a su camada
en plena noche.
¡Y menuda serenata!
más parece una jauría.
Estoy empezando a pensar
que el patio guarda un león
más que una cría.
Aunque les confieso que
menos escucha habría yo tenido
si hubiera llegado a casa
prontamente.
Y el sueño hubiera cogido
una vez liberada la mente
de tanta octava y tanto lío.
Pero el verano y sus noches
la lectura de Don Mendo,
su trova y su verso rimado
han llevado mi cansancio
hacia otro lado, y mi mente
y mis manos conquistando este teclado
decidieron escribir someramente
lo acaecido hasta esta hora;
que canté y que reí
que una sepia me comí
dos botellines bebí
con los amigos hablé
un par de puertas cerré
al baño creo que no fuí
y cuando de andar me cansé
y en el metro me senté
pasando por Chamberí
Muñoz Seca me poseyo
y le prometí,
- ¿el qué?-
que según llegara a casa
y sin desnudarme
este relato rimado escribiría
y tras cumplir con el recado
a la cama abrazaría, con mesura
que la mente se apresura
y vuela hacia el ansiado regazo
de otras camas y otras gentes
y a la mañana siguiente
deshecho ya el pulcro nido
y la aventura ficticia
recordada vagamente
una no sabe ya si la sepia,
si el baño o si la alegría,
si la vida o si la muerte.
-¿Andará aullando aún
(soledad mediante)
la desdichada cría?-
lunes
John Soane
Hoy he desayunado con la certeza de mi próximo viaje a Gran Bretaña. Iré a Manchester, pero haré una parada en Londres. Esta ciudad, tan renombrada en el circuito iniciático de cualquier turista medio europeo no me resultaba en absoluto apetecible hasta hace unos años, cuando decidí cursar una optativa de mi carrera titulada " Procesos de Proyecto. Biografías Constructivas"; un paseo, junto al profesor Pedro Moleón, por siete ejemplos clave en la historia de la arquitectura que sirvieron de charnela entre dos mundos, dos planteamientos artísticos,...ese momento recurrente en la historia de la humanidad en que nuestro rostro se tuerce y avanzamos en otra dirección, con otra mirada.
Así descubrí a John Soane. Un arquitecto inglés clásico romántico que supo materializar en su obra con ejemplos en edificios de gran dificultad programática lo que sus contemporáneos solo alcanzaron a imaginar y definir en palabras. La voz de la arquitectura de la razón poética. John Soane representa para mí la armoniosa disputa entre el sentir y el pensar. Cuando el arquitecto se declara artista con alma técnica o técnico con alma artística y se deshace del pudor suscitado en ambas familias; la de los artistas puros y la de los técnicos e ingenieros.
Ese semestre, conseguí todo lo publicado en nuestro país sobre su vida y su obra (bastante poco) y lo deboré, reflexionando por el camino sobre mi propia visión de la arquitectura, de mi profesión, de mi manera de entender mi vida, mis objetivos y mi definición del bienestar vital y la felicidad a traves de sus planteamientos como artista y la evolución de su trabajo.
(Unos pequeños párrafos dedicados a unos cuantos imperativos soanianos ... alimento de almas enamoradas de su profesión como la mía)
El clasicismo romántico retoma la idea de que en la bipolaridad hecha de razón y sentimiento está el germen de la creación artística, que se nutre tanto de lo intelectual como de lo emocional, de lo reflexivo como de lo afectivo, para hacer aflorar en sus obras la juiciosa libertad que sabe someterse a las reglas del arte y al capricho de una espontaneidad sin trabas. La arquitectura como experiencia del ser humano, como acontecimiento, como emoción efímera de un presente perdurable, como efecto. Defensora del animismo; de los edificios con alma que cuentan su propia historia traídos desde la ruina y la cabaña hasta el purismo alegórico que conduce la luz a través del lucernario de una bóveda de cañón rebajada.
Antes de nada, como pasa con grandes personas que resultan ser canal de grandes emociones, otros grandes se procuran un asiento cerca de su trabajo: fruto de este magnetismo nacen las acuarelas de J.M.Gandy como la voz más pura del trabajo de Soane.
Desde mi humilde opinión, el mejor ejemplo es la acuarela dedicada al Tribunal de la Cancillería en el edificio de los Nuevos Judgados de Westminster (os recuerdo primero que es un dibujo y además, por si queréis volver a echarle un vistazo, que hablamos de una sala de juicio no de una basílica ni un palacete).
Y no he podido evitar desempolvar el mejor de aquellos libros que leí y algunos trabajos que hice sobre todo aquello. Recuperar el descubrimiento, Christopher Wren iniciando la arquitectura moderna con su triple cúpula en San Pablo y la admiración hacia los arquitectos del Banco de Inglaterra que desarrollaron como pocos la continuidad del concepto arquitectónico como leitmotiv.
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