martes

Nunca seré aquella que soñaste


No seré jamás lo que soñaste que sería,
no podré atender tus pequeños caprichos si ando entre fogones,
no siempre complaceré tus gustos en la cama,
me enfadaré, seguramente, si abandonas algún firme propósito en la estación del cansancio.

No podré estar cerca cuando el día te aseste una puñalada,

no pretendas que hable correctamente y en voz baja,
seguro que olvidaré más de un cumpleaños.
Apenas recuerdo el nombre de mis amigos.

No te compraré jamás el corazón a base de promesas,

no me maquillaré mientras estés de visita por mi mente,
tampoco puedo asegurarte que salgamos favorecidas en las fotos del verano.
No inclinaré la cabeza al recoger mis desperfectos.

No soy nada del otro mundo,
(quiero que lo sepas antes de que las expectativas nos destruyan).
No he recorrido uno y mil mares a lomos de mi libertad,
no he pensado sobre todo aquello
y, muy de vez en cuando, no sé qué decir.

No te prometo vestir adecuadamente ni pasar desapercibida,
nunca seré suficientemente madura en el momento oportuno,
no creo que haya un único modo de hacer las cosas,
vivo siempre con la familia a cuestas y ya no frecuento la indiferencia.

Nunca pararé hasta hacerte saber lo que me pasa,
no iré del lado de la seguridad con lo que siento,
no haré caso de las señales y procuraré dominar mis brotes de acritud,
no iré más allá de lo que construyamos.

Nunca fingiré necesitarte,

no hablaré de ti a las visitas,
tampoco ofreceré tregua a nuestros miedos,
ni seré mejor si no me acompañas.

No diré entre dientes que me gusta lo que haces,

no te felicitaré por cortesía,
nunca haré sugerencias estéticas innecesarias
ni reservaré la vajilla a los invitados.

Nunca arrojaré sobre el tablero la tan codiciada disputa,

no te prometo siquiera estar en forma,
no te aseguro seguirte la corriente.
No tiemblo cuando te miro.

Habrá veces que no lea entre tus lineas,
habrá días que me pase de optimismo,
habrá ratos que resulte insoportable;
pero siempre pensaré en un camino de mejora.

No corrijas cada una de mis indefiniciones,

no me pidas que haga por ti nada cruel o irresponsable,
no me frenes si por fin me decido a seducirte,
nunca esperes más de lo que sea imprescindible.

No diseñes nuestro futuro a base de postales,

no rechaces ni uno solo de mis abrazos,
no me vendas un camino incuestionable,
no enloquezcas si este viaje acaba en despedida.

...


Ahora,
Tienes tiempo para pensarlo, 
pues lo nuestro
no tiene facturas pendientes ni responde a los otoños.

Ahora,
me alimento de todo lo que dejas en el aire
de cada paso fugaz, de cada encuentro.
Mientras reuno el valor o los motivos.
Mientras hallamos la manera o el fracaso. 



el gran tute

el gran tute
y la vida al desnudo