domingo

Sonetos a Orfeo primera parte

...
Animales de quietud salían
del claro bosque exento de guarida
y nido; y entonces revelan que no por ardid
ni miedo estaban en sí tan callados,

sino por escuchar. Rugidos, gritos, bramidos
parecían pequeños a sus corazones.
Y ahí donde apenas había una choza

acogedora,un humilde refugio nacido del más obscuro anhelo,
deseo con entrada vacilante,
ahí creaste tú un templo en el oído.

(Rilke)

el gran tute

el gran tute
y la vida al desnudo