viernes

Ser, sinceramente, Ricardo Reis

Desde pequeña, siempre me costó horrores concentrar mi atención en un solo asunto; salí un día de mi cuarto a beber agua a la cocina y por el camino viví conquistas y naufragios, aprendí a leer, hice amigos, descubrí las costumbres de algunos animales...y crecí; mucho, siento que con demasiada prisa.

A lo largo de los años he ido domando este portón abierto y luminoso que me relaciona con el mundo, para procurarme algo de paz y de eficiencia, en tiempo de trabajo, con los amigos más intimos y la familia, en las horas importantes de la vida...hay que procurar elegir lo que cada uno recuerda de cada uno de los días de la vida.

Ahora, solo recibo esta lluvia caótica de estímulos mientras paseo por la calle. Miro cara a cara, como buscando algo, y hasta cierto punto, tomo decisiones. Veo, analízo e imagino en el lapso de un bostezo, entre parpadeo y parpadeo, cuando la luz se debate en el ambar. Siempre encuentro a alguien por la calle. Guapo o guapa, atractivo, raro, egoista, terrorísta de la acera menguante, observador, loca, elegante, despistados, enamorados, atolondrados y alterados, casados y solteros ... tristes, hambrientos, solos.

Pero supongo que cada día no tiene espacio infinito para los sueños, y yo aún no aprendí a vivir y soñar sobre la marcha.
Así pues, los globos seguirán explotando y desapareciendo uno tras otro, subirán erráticos hacia otras atmósferas, verán lejana mi silueta como si de un paisaje puntillista se tratara.
Solo puedo aprender a controlar lo que nace de una conversación discreta con mi voluntad. Y apenas eso es resolutivo de nada.

Pues tan solo soy un proyecto de mujer en pijama exótico y algo roido con los sueños tendidos en el marco teja de una ventana estandar que mira hacia un patio interior anónimo y dispar en intenciones.

Sigue tu destino,
riega tu vergel,
a tus rosas ama.
El resto es la sombra
de árboles ajenos.

ricardo reis (F. Pessoa)

el gran tute

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y la vida al desnudo