martes
profecía
Es largo pero, me arriesgo a afirmar que hay cierta libanesa mia, afincada en León, Leona libanesa pues, que va a saber sacarle jugo como pocos... I miss U my darlin
PROFECÍA
Rafael de León
«Y me bendijo a mi mare;
y me bendijo a mi mare.
Diez séntimos le di a un pobre
y me bendijo a mi mare.
¡Ay! qué limosna tan chiquita,
qué recompensa tan grande.
¡Qué limosna tan chiquita,
qué recompensa tan grande!»
¿A dónde vas tan deprisa
sin desirme ni ¡con Dió!?
Me puedes mirá de frente,
que estoy enterao de tó.
Me lo contaron ayer
las lenguas de doble filo,
que te casaste hase un mé
y me quedé tan tranquilo.
Otro cualquiera en mi caso,
se hubiera echao a llorá,
yo, crusándome de brasos
dije que me daba iguá.
Y ná de pegarme un tiro
ni liarme a mardisiones
ni apedrear con suspiros
los vidrios de tus barcones.
¿Que t'has casao? ¡Buena suerte!
Vive sien años contenta
y a la hora de la muerte,
Dios no te lo tenga en cuenta.
Que si al pie de los artares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi mare
que no te guardo rencor.
Porque sin sé tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
yo fui quien más t'ha querío,
con eso tengo bastante.
* * *
—¿Qué tiene er niño, Malena?
Anda como trastornao,
tié la carilla de pena
y el colorsillo quebrao.
Y ya no juega a la tropa,
ni tira piedras al río,
ni se destrosa la ropa
subiéndose a coger níos.
¿No te parese a ti extraño,
no ves una cosa rara
que un chaval de dose años
lleve tan triste la cara?
Mira que soy perro viejo
y estás demasiao tranquila.
¿Quieres que te dé un consejo?
Vigilia, mujé, ¡vigila!
Y fueron dos sentinela
los ojitos de mi mare.
—Cuando sale de la escuela
se va pa los olivare.
—Y ¿qué busca allí? —Una niña,
tendrá el mismo tiempo que él.
José Migué, no le riñas,
que está empesando a queré.
Mi pare ensendió un pitillo,
se enteró bien de tu nombre,
te regaló unos sarsillos
y a mí un pantalón de hombre.
Yo no te dije «te adoro»
pero amarré en tu barcón
mi laso de seda y oro
de primera comunión.
Y tú, fina y orgullosa,
me ofresiste en recompensa
dos sintas color de rosa
que engalanaban tus trensas.
—Voy a misa con mis primos.
—Bueno, te veré en la hermita.
Y qué serios nos pusimos
al darte el agua bendita.
Mas luego en el campanario,
cuando rompimos a hablar:
—Dise mi tita Rosario
que la sigüeña es sagrá,
y el colorín, y la fuente,
y las flores, y el rosío,
y aquel torito valiente
que está bebiendo en el río;
y el bronse de esta campana,
y el romero de los montes,
y aquella línea lejana
que la llaman... ¡horisonte!
¡Todo es sagrao: tierra y sielo
porque así lo quiso Dió!
¿Qué te gusta más? —Tu pelo.
¡Qué bonito me salió!
—Pues, ¿y tu boca, y tus brasos,
y tus manos reonditas,
y tus pies fingiendo el paso
de las palomas suritas?
Con la puresa de un copo
de nieve te comparé;
te revestí de piropos
de la cabesa a los pié.
A la vuerta te hise un ramo
de pitiminí,presioso
y a luego nos retratamos
en las agüitas de un poso.
Y hablando de estas pamplinas
que inventan las criaturas,
llegamos hasta tu esquina
cogíos por la sintura.
Yo te pregunté: —¿En qué piensas?
Tú dijiste: —En darte un beso.
Y yo sentí una vergüensa
que me caló hasta los huesos.
De noche, muertos de luna,
nos vimos por la ventana.
—¡Chssss! Mi hermaniyo está en la cuna,
le estoy cantando la nana.
«Quítate de la esquina,
chiquillo loco,
que mi mare no quiere
ni yo tampoco».
Y mientras que tú cantabas
yo, inosente me pensé
que nos casaba la luna
como a marío y mujé.
¡Pamplinas! ¡Figurasiones
que se inventan los chavales!
Después la vida se impone:
tanto tienes, tanto vales;
por eso, yo al enterarme
que llevas un mes casá,
no dije que iba a matarme,
sino que me daba iguá.
Mas como es rico tu dueño,
te vendo esta profesía:
tú, por la noche, entre sueños
soñarás que me querías,
y recordarás la tarde
que mi boca te besó
y te llamarás «¡cobarde!»
como te lo llamo yo.
Y verás, sueña que sueña,
que me morí siendo chico
y se llevó la sigüeña
mi corasón en su pico.
Pensarás: «no es sierto ná,
yo sé que lo estoy soñando»;
pero allá en la madrugá
te despertarás llorando,
por el que no es tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
sino el que más te ha querío.
Con eso tengo bastante.
Por lo demás, tó se orvía.
Verás cómo Dios te manda
un hijo como una estrella;
avísame de seguía,
me servirá de alegría
cantarle la nana aquella:
«Quítate de la esquina,
chiquillo loco,
que mi mare no quiere
ni yo tampoco».
Pensarás: «no es sierto ná,
yo sé que lo estoy soñando».
Pero allá en la madrugá
te despertarás llorando.
Porque sin sé tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
yo soy... quien más t'ha querío...
¡Con eso tengo bastante!
domingo
Un extraño en el planeta Tierra
Hacía tiempo que Michael ya no era de este mundo, en realidad siempre fue un extraño aquí en la Tierra. Cuando era un niño se comportaba como un señor mayor, inventó unos pasos de baile imposibles, su voz era la de un ángel, su mejor amigo era un chimpancé, se encaramaba a un árbol para componer y desde los noventa parecía un selenita. Si un ovni le hubiera recogido no me hubiera extrañado, ni tampoco si la noticia hubiera sido: "El rey del pop desaparece en la cola de un Wallmart mientras pagaba la compra. 'Se desvaneció y sólo quedaron sus ropas', declaró el encargado". Pero no, se ha marchado de un infarto y en realidad esto es de las pocas cosas humanas que ha hecho en su vida.
Adiós Jacko, buen viaje.
EL PAIS
Joaquín Reyes 27/06/09.
el chico tenía ritmo, eso está claro ...
jueves
madrugada
I lost myself on a cool damp night
I Gave myself in that misty light
Was hypnotized by a strange delight
Under a lilac tree
I made wine from the lilac tree
Put my heart in its recipe
It makes me see what I want to see
and be what I want to be
When I think more than I want to think
I do things I never should do
I drink much more than I ought to drink
Because it brings me back you...
Lilac wine is sweet and heady, like my love
Lilac wine, I feel unsteady, like my love
Listen to me... I cannot see clearly
Isn't that she coming to me nearly here?
Lilac wine is sweet and heady, where's my love?
Lilac wine, I feel unsteady, where's my love?
Listen to me, why is everything so hazy?
Isn't that she, or am I just going crazy, dear?
Lilac Wine, I feel unready for my love,
feel unready for my love.
miércoles
lo que dejé por tí
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.
Rafael Alberti
... a resultas de una conversación de sobremesa sobre las decisiones de la vida, los sacrificios, los errores, como vemos la cotidianidad de nuestros padres, como lo haremos nosotros si nos aguantan las fuerzas y nos resisten los principios y como, al final, nada compensa nada.
sábado
sección: tu que verías hoy 1 tercio que me tomaré en breve
Restando de la ecuación las lluvias que se agradecen pero que preocupan ¿ que hace la lluvia aquí a estas alturas?, si alguien la ve, díganle que se vaya al sur, que alli la esperan chubasquero en mano..como esperan a algunos amigos mios que se me van a Chile..Valpo de mis amores y choripan para todos!.
Bueno, que decía...restando la lluvia, HEMOS LLEGADO AL VERANO...sí, amigüitos, ya está aquí el ansiado para muchos y temido para otros ( mi caso, al menos ), verano veranil, con sus morenos y morenas y sus amplias y puntiagudas superficies de tueste reflectante que les ha dado Lorenzo o el también generoso autobronceador.
Blancucios y de más infrahumanos veranieguiles aparte, todo verano desata un absurdo y simplón debate genérico entre dos facciones de la vacación estibal. A saber, los del "nosotros, el Richar y Yo siempre hemos sido más de montaña"...y los "Pues tía, yo donde esté una buena playa, con sus aguas cristalinas, vamos!"
Pues bien, amigos y vecinos tengo la película que necesitais ...
amantes de la playa: LE GRAND BLEU
Película de Luc Besson que cumple la doble función de emocionar y refrescar, además de enamorar platónicamente a algunas y algunos que como yo aun crean en la más radical mística del amor, aquello del halo mágico y la pájara mental; traducciones cenicientiles y recursos del raciocinio para alejar el alma de la miseria de la fortuna y el cruce preciso.
Y no se muy bien, será el ansia de independencia domiciliaria, pero me brota nuevamente el lamento - ¡Quien fuera propietario en ese pueblo albarizo! Siquiera de una casa, tan solo un chamizo, una arena amurallada con puerta a ese mar -
A parte de eso, es una pelicula bien llevada, con una banda sonora muy de moda en el momento, pero un poco saturante ahora que se lleva la integración de una flauta voladora y no tanta cuerda y tanto saxo trasnochador...
Al agua patos ! !
para los de la montaña: NELL
Supongo que por muchos conocida, y por ello hablaré menos de la pelicula pero es igualmente hermosa ... aunque si a alguno no le suena, que se la baje y que no consulte nada, que supongo que asi será más interesante.
Bello monte ...
Y yo me pregunto:
-¿ Para que elegír, playa o montaña ?-.
Como bien sugirió mi padre en su lucidez, medio año en un sitio y medio en otro, o para ser justos...un tercio en uno, otro tercio en el otro y el tercer tercio en paradero desconocido o en cualquier ciudad avituallandonos el cuerpo de helados artesanos y el alma de cultura.
Elogio del ladrillo
LUIS FERNÁNDEZ-GALIANO
EL PAÍS - Opinión - 18-06-2009
Censurar los abusos inmobiliarios y preconizar la modernidad informática suscita el aplauso fácil, pero no es seguro que dibuje un modelo verosímil: por un lado, la construcción no merece el papel de chivo expiatorio de la crisis, ya que ha sido un motor de la prosperidad española durante muchos años, y desempeñará sin duda un papel relevante en el futuro económico del país; por otro, el desarrollo basado en la innovación y el conocimiento difícilmente puede ofrecer resultados a corto plazo, habida cuenta de la precariedad actual de las universidades y la investigación, necesitadas de una reforma educativa desde los cimientos que sólo puede dar frutos tras décadas de esfuerzos.
Si España debe de mirar hacia Florida o hacia California es una discursión añeja, pero en cualquier caso la capacidad de elección viene condicionada por nuestros recursos geográficos, técnicos y humanos, que determinan las ventajas competitivas de los diferentes sectores, y no parece que el de la construcción sea el más ineficaz.
Desde luego, las 800.000 viviendas anuales que llegamos a alcanzar hace bien poco formaban parte de una burbuja especulativa creada por el exceso de liquidez y la canalización del ahorro hacia la inversión residencial, pero alimentada también por la demanda de la población inmigrante en las ciudades y de los europeos acomodados en las costas.
Tras el estallido de la burbuja, nada hace pensar que la construcción no pueda seguir siendo -junto con el turismo, la banca comercial o las energías renova-bles- un puntal del modelo económico. Deberán levantarse menos viviendas nuevas y menos edificios institucionales ostentosos, habrá de prestarse más atención a la rehabilitación o reforma de lo existente, y será imprescindible que la sostenibilidad impregne tanto la construcción como el urbanismo, situando el medio ambiente y el paisajismo en el corazón crítico de la arquitectura; pero el hoy denostado ladrillo continuará soportando el empleo y el bienestar de los españoles.
Dos semanas más tarde que Zapatero, el ministro de Fomento, José Blanco, formuló en el Congreso de los Diputados su propio lema departamental: "Menos puentes de Moneo y más infraestructuras". El mensaje, más allá del desliz de confundir a Moneo con Calatrava, matiza y en parte contradice el del presidente del Gobierno. Por una parte, se declara a favor de las infraestructuras, lo que supone apoyar la construcción, aunque más en su variante ingenieril del cemento que en su versión arquitectónica del ladrillo; entendido de esta forma, viene a ser una reiteración de las políticas neokeynesianas que procuran reanimar la economía con el electroshock de las obras públicas, de manera que el endeudamiento del Estado reemplace con cemento público el desfallecimiento del ladrillo privado.
Pero, por otra parte, manifiesta su oposición a la autoría, lo que puede interpretarse como desconfianza ante esa economía del conocimiento y la excelencia que Zapatero parece defender o, más benévolamente, como simple rechazo del despilfarro que con frecuencia se asocia a los proyectos de autor. Por desgracia, ese despilfarro se produce demasiado a menudo, pero, en la mayor parte de los casos, más por la ineficacia de la gestión y el descontrol de los procesos que por incompetencia o descuido de los arquitectos, a los que tradicionalmente se les ha inculcado -como solía decir el desaparecido maestro Alejandro de la Sota- que deben dar liebre por gato: ofrecer a la sociedad y al usuario más esfuerzo y rigor que los habitualmente demandados por el cliente público o privado.
Acaso sea el momento de recordarlo sin jactancias: si nos guiamos por el ranking internacional más difundido, es fácil hallar media docena de arquitectos españoles -y a menudo un número mayor- entre los cien más destacados del mundo; por lo menos en este asunto de las listas, la arquitectura está acercándose al nivel del tenis, y los medios se ocupan de sus éxitos en el extranjero con la misma devoción que merecen las victorias deportivas.
Sin embargo, y en contraste, no existe ninguna universidad española entre las cien primeras de los rankings más respetados; hay, es cierto, escuelas de negocios con proyección y prestigio internacional, pero ninguna universidad como tal alcanza a pasar el corte del top cien. ¿No sería una forma más eficaz de promover la economía del conocimiento proponerse un objetivo alcanzable y verificable como, por ejemplo, situar tres universidades españolas entre las cien mejores del mundo en un plazo de 20 años?
El tiempo necesario para materializar estas ambiciones intelectuales y científicas desborda probablemente los ciclos cortos de la política electoral, pero el objetivo está en proporción con nuestro peso demográfico y económico, de manera que sólo las pequeñas mezquindades partidarias podrían dificultar su logro. En cualquier caso, y mientras eso no suceda, los arquitectos -y los tenistas- serán los representantes de la excelencia española en el mundo.
A muchos les resultará paradójico que se defienda el ladrillo como parte de la economía del conocimiento, pero lo cierto es que, junto a los intolerables abusos de la codicia inmobiliaria, en este sector ha habido muchos episodios modélicos y muchos ejemplos de liderazgo, por lo que no parece sensato fustigarlo sin motivo desde el poder, sea a cuenta de la seguridad de Barajas o de los puentes de Moneo.
Más contradictorias con los objetivos declarados de configurar una economía verde son desde luego las subvenciones al automóvil, que se han aceptado con docilidad por entenderlas coyunturales o de emergencia, pero que actúan en sentido contrario a las políticas nominalmente defendidas por el Gobierno. El automóvil, como generador del urbanismo disperso, es el principal enemigo de la sostenibilidad, pero todavía no acaba de entenderse bien que los bloques atroces de Paco el Pocero son ecológicamente menos lesivos para el territorio que las extensiones interminables de chalés o adosados. Más que los colectores solares en los tejados, lo que hace a una ciudad sostenible es la densidad, un objetivo incompatible con la suburbanización contemporánea.
En los próximos años, como sostiene Carlos Slim, probablemente nuestra tarea sea crear empleo incluso en ausencia de crecimiento, y en ello la construcción puede ser un instrumento fundamental, y no sólo porque las rehabilitaciones y remodelaciones que van a protagonizar el futuro inmediato son más intensivas en trabajo que la obra nueva, sino porque mucho de lo que debe hacerse tiene casi el carácter de crecimiento negativo: un urbanismo del despojamiento, que elimine todos los elementos innecesarios o agresivos del paisaje urbano, desde las vallas publicitarias hasta el mobiliario redundante, limitando la presencia del automóvil y amortiguando con vegetación los errores del pasado; y una arquitectura de lo esencial, que valore la continuidad física e histórica, y que sepa dar más por menos.
Quizá es cierto que necesitamos menos ladrillos, pero sobre todo necesitamos ciudades más sostenibles; y quizá también necesitamos más ordenadores, pero sobre todo necesitamos mejores escuelas. Contribuyendo a la creación de empleo y a la competitividad del país, la arquitectura -el ladrillo- puede suministrar más eficacia, más placer y más belleza. Nuestras vidas son necesariamente breves, pero no es imprescindible que además sean brutales.
jueves
martes
mmmmmsssss......ffffffffffffffffffffffffffff
ya que habeis pasado por aki, familiares y amigos, cogedme de la mano....cerrar los ojos....y respirar profundamente....
mmmmmmsssssssssssssssss
ffffffffffffffffffffhhhhhhhhh
buen día a todos
(y recuerdo a Rilke ...
...
Y sin ningún apresto quiero erguirme
mientras noto que el pecho se me ensancha.
Pues es tiempo de armarse de guerrero
cuando, desde el frescor temprano de estas
costas , me lleva el día tierra adentro .)
jueves
lunes
...y de vez en cuando paseo por Borges
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.
De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.
Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.
Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.
Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.
Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.
¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?
Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.
Jorge Luis Borges
Poema de los dones