No mires hacia atrás: Ya nada queda:
la casa, el sitio, la ciudad, el soto,
escombro, hueco, ripio, humo remoto
o acaso turbia y leve polvareda.
Mira adelante, aunque te retroceda
el ánimo: El futuro no está roto:
si oscuro, intacto; fértil, porque ignoto.
Quiera tu voluntad, tu ánimo pueda.
Pero si te has vendido a las pasadas
sombras; si esclavitud tasó tu precio
en dos o tres monedas sin sonido,
teme a la libertad, pues no eres recio;
teme a tus fuerzas, pues están gastadas;
teme al futuro, pues será tu olvido.
Antonio Carvajal