He paseado en un mundo
permitido de lujos.
He descansado sobre las alas
intactas con que nací.
He amado sola muchas veces
el dudoso placer del arrebato.
He contemplado el sonido
del mundo, roto en sollozos.
He recorrido hojas sucesivas
cargadas de belleza y de motivos.
He esperado, he dejado pasar
y a veces me he sentado
a escribir en asientos reservados.
Hasta hoy.
Ahora repararé ese daño de vivir
que no tiene cura.
Ahora seré por fin la pluma pasajera
alimentada del argumento del aire
que atrincherada palpita y se nutre
sin deuda y a grito recio.