Es una suerte ser inválido para hacer pseudo poesía
es un lujo mantener el tipo cuando el hambre aprieta.
Solo deja pasar, el arco del triunfo, este grito muerto;
un triunfo tronchado por la sombra amarillo pardusca de un cometa.
Siempre fue una chica parca y mal pensada
que salió rota de aquel episodio de la vida.
Perdió un pedazo de la cabeza en un colchón en el suelo
cuando aquel niño acarició su espalda confusa y abatida.
No puedo ya ser parte del problema,
sin quebrar la voz templada del sollozo
que maquilla ese ojo que no descansa
que penetra el alma pesada en el agua, manjar vacío de un frío pozo.
Todo apuesta por perder los nervios como prenda
cesando de querer y bebiendo para no estar
un pestillo que echado suponga un nada más lejos
una herida que no encuentra por donde sanar.