Bienvenidos al otoño!!!
Amantes de lo bucólico, incansables perdedores de miradas y perdedores a secas.
Ya podemos sacar las lanas a pasear!!
Vuelven las mantas que nos cuidan y la lluvia en los cristales mientras ocupamos el cuarto con preocupaciones. Preocupaciones distintas a las de los tiempos de sol y mariposas; el final de año, los recuerdos, el frío que pela la sonrisa y la deja a medias. Se le permite a uno salir a pasear solo y triste!!. Es hasta recomendable.
Hay más silencio en el ruido y apetece más reunirse aun sintiéndose solo. Cambia la música que escuchas, las pelis que ves y te cambia hasta el olfato. Todo huele menos y se aprecia el agua en la ciudad. Apetece más levantarse tarde los domingos y da más pereza salir con motivos aparentes.
Quién tuviera un ático en la cúspide del mundo y pudiera bajar a comprar fruta a algún mercado. Apetece cocinar, apetecen los té y las leche. Te llevas menos disgustos en el frío o al menos te los esperas. Ya te preparas la tristeza para lo que venga y nunca nada te pilla demasiado alegre para que duela.
Incluso alegre es una alegría criogenizada. Es la alegría residual de un sol que ya se apaga, los colores que se apagan con la luz. Empiezan los pañuelos, las bufandas, los museos y las visitas a los amigos.
Se escuchan más Sabinas perdedores y más Silvios en retirada. Se aparca menos cerca de los parques y se atiende más a la ventana pues es tiempo de guardar.
Guardarse de pensar demasiado en uno mismo. Un ombligo cansado nos recuerda que no vivimos en nosotros mismos. Miramos a la cara a los extraños y pensamos en abrazar a los desconocidos por un aliento contra la desdicha. Se regocija uno en su agonía vital.
La soledad apetece en cualquier otoño.
Resumen en otoño (Julio Cortazar )
En la bóveda de la tarde cada pájaro es un punto del recuerdo.
Asombra a veces que el fervor del tiempo
vuelva, sin cuerpo vuelva, ya sin motivo vuelva;
que la belleza, tan breve en su violento amor
nos guarde un eco en el descenso de la noche.
Y así, qué más que estarse con los brazos caídos,
el corazón amontonado y ese sabor de polvo
que fue rosa o camino-
El vuelo excede el ala.
Sin humildad, saber que esto que resta
fue ganado a la sombra por obra de silencio;
que la rama en la mano, que la lágrima oscura
son heredad, el hombre con su historia,
la lámpara que alumbra.
( pintura de Laura Ubeira)