viernes

La historia de la mujer paciente ...

Erase que se era, una mujer que vivía con sus padres y su hermano en un ático. Pongamos que hablo de Madrid. 
Era una mujer y a su vez una niña/ mujer. Tenía un superpoder muy especial: era la mujer más paciente que ella conocía. Cedía su asiento en el metro, dejaba pasar a los transeuntes, escuchaba lo que otros decían, comprendía, asentia y procuraba ayudar, a todo el mundo, gastaba tiempo y energía, disfrutaba ... salía a la calle armada de paciencia.

Además, llevaba treinta años esperando para independizarse, treinta años esperando para averiguar cómo era ella en realidad, treinta para saber lo que era estar sola, treinta para la cama grande, dejar la ropa y todo de cualquier manera, el vértigo, el miedo, gritar, ir en pelotas, montar una fiesta, invitar a alguien a quedarse a cenar, celebrar por todo lo alto, llorar estrepitosamente en el salón, pintar una pared poco a poco con palabras, dibujos y fotos, hacer ruido sin motivo o por estar cantando, leer y comer a deshora, ... treinta magdalenas había hecho hace unos días y aún esperaba para saber si habían gustado o no.

Tras veinticinco años, desenamorada ya de pablo, su primer amor que le robaba el donut en la guardería, aún esperaba a que alguien se enamorara de ella. Ver qué pasaba en ese viaje ... contigo.

Fantaseaba con la idea de acabar esa carrera que le apasionaba. Una carrera que era barrera para sus sueños. Se sentía acompañada por lo que sabía pero a la vez, le pesaba como un secreto que guardase reposo, afectado por unas fiebres contraidas en una crisis económica y, a ratos, de identidad.

Seguía, nunca paraba, pero llevaba a cuestas todas esas esperas y muchas otras más. ¿cómo sería?¿qué sucedería?. Esperar los logros ...
Seguir, no parar, pero siempre esperando ya que siempre, a su altededor, algo importante exigía su esfuerzo y su paciencia.

La mujer más paciente que conozco sigue esperando su momento. No tiene prisa, le han enseñado a esperar, pero cada vez se siente más y más pesada, más y más débil, ... -Ten paciencia que todo llega- le dicen y ella, les cede su asiento y sigue esperando. Avanza pero espera, avanza pero espera, avanza pero espera, avanza pero ...

el gran tute

el gran tute
y la vida al desnudo