Me preguntaste el porqué de mi silencio.
Me obligaste a salir de él y responderte.
Mis palabras no calmaron la inquietud, pues no era el silencio su foco sino su forma.
La duda, foco de si bastaré o resultaré o seré el pleno deseado.
Me preguntaste el porqué de mi silencio.
Pasear juntas por la calle o responderte.
Las palabras no menguarán tu inquietud, pues el silencio es pasajero de una duda que nos conduce.
El camino de un cariño que sobra o basta o resulta ser apenas un cumplido.