domingo

inacabado

Cuando algo te sorprende por la espalda, cuando aún no se alzan sobre tus hombros las torres de tu muralla abaluartada, tras la que doña Inés de Vila Gloriosa descansa, aún oyes el choque de tripas y madera de pino del perpetuo escuadrón de la victoria, aún sonríes y te llevas alcohol a la mente, y flojeas, aturdida por el día de noticiarios y las tardes en familia. Cuando, mientras otras buscan, tu solo miras. Aún no está previsto que tropieces torpemente con la belleza, aún no es tiempo del discurso nocturno más vehemente, todavía no estas listo para el taxi ni el arrime de mejillas. Esa mano que roza perdida tu espalda.

Hay piezas que de tan intensas son difíciles de escuchar mucho tiempo. Las disfrutas como pocas; puede que nunca encuentres nada parecido.

Luego llegas a casa y vuelas en la cama. Planeas sobre el aire hacia el quizás que amanece, hacia el cursi desperezar, hacia la sonrisa prometida, hacia la foto finish. Pero respiras, sabes lo que eres y sabes lo que hay al otro lado de ese nosotros; de nuevo, la ausencia. Pero es que … pero y si …

Hay sabores que de tan intensos se descontrolan dentro de la boca y paladean, recorren contigo el camino, noche tras noche, durante días. Las disfrutas como pocas; puede que nunca encuentres nada parecido.

el gran tute

el gran tute
y la vida al desnudo