miércoles

La normalidad (segunda parte)

La gente habla siempre de las coincidencias que les han sucedido en la vida; gente que hace años que no ves y que te encuentras por la calle, objetos que te encuentras en el suelo, decisiones que sin saber cómo ni porqué tomas y resultan ser determinantes para otras cosas. Estas felices coincidencias tienen su cara B. Hay otras veces en que la vida te va dejando muchas putadas seguidas en el suelo y tú no haces más que recogerlas como una tonta.

Y cuando estás así, cuando mucho malo se alinea necesitas, yo necesito, agarrarte a cosas, agarrarte a gente, necesito más que nada cariño gratuito, tiempo gratuito, gente que se ocupe de ti para así poder ocuparte tú de todo lo demás. Te sientes muy inseguro y tienes mucho miedo porque todo se tambalea, porque nada es previsible, nada es rutinario, ni cotidiano, nada es estándar, nada se ajusta a la normalidad. Lo normal, lo razonablemente bueno se nubla y cada día puede pasar algo, algo malo.( Últimamente cuando me llama mi familia se me hace un nudo en el estómago). No ves las oportunidades sólo ves los posibles peligros.

Mi madre hoy, a pesar de que mañana es miércoles y nos dan los resultados, a pesar de tener la tensión por los suelo, a pesar de todo ha invitado a la novia de mi hermano a comer a casa. Le preocupaba que volvieran a comer fuera y no se alimentasen ni nutriesen como deben. Así que en mitad de estos días de parálisis me he puesto a preparar pollo al curry, he puesto el mantel en el comedor y hemos sacado la panera, el frutero, los vasos bonitos, esas cosas. Hemos visto las fotos de su viaje a Asturias y nos hemos echado unas risas en la sobremesa. Después he tomado la tensión a mi madre y hemos hablado de la posibilidad de volver a urgencias. Y acto seguido me he ido a recoger la cocina. 

La normalidad a veces se pelea con la coincidencia.

el gran tute

el gran tute
y la vida al desnudo